
Lección 03 – Monumentos de gracia
El policía hizo una señal y Juan tuvo que detenerse. El agente le pidió la licencia de conducir. En ese momento, Juan se dio cuenta de que había dejado su billetera con la licencia en la oficina, y explicó lo sucedido. El oficial le preguntó cuál era su ocupación y Juan respondió que era profesor. Mientras el agente le entregaba la multa, le dijo que no pensara en ella como una sanción.
“Es una matrícula”, le dijo. “Cuando alguien quiere aprender algo, se matricula. Esta es su matrícula para aprender a no olvidar la licencia cuando conduce.
Que tenga un buen día, profesor”.
Como seres humanos, somos propensos a olvidar cosas que no tenemos constantemente a la vista. Olvidamos contestar las llamadas telefónicas, responder los correos electrónicos, regar las plantas, enviar felicitaciones de cumpleaños, etc. Sin embargo, olvidar nuestras necesidades espirituales podría tener consecuencias más graves que simplemente recibir una multa, especialmente porque ellas tienen que ver con nuestro destino eterno.
Analicemos el cruce del Jordán y veamos qué podemos aprender de esa experiencia.